(es) LA PROFUNDA TRANSFORMACIÓN HUMANA - ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS (A.A) EN SUS PRIMORDIOS

Escrito por Pável MODERNELL 

Transcurría el año de 1934, Ebby T. (Edwin Throckmorton Thacher) era un alcohólico, amigo de infancia de Bill W. (William Griffith Wilson, corredor de la Bolsa de Valores de Nueva York), otro alcohólico –futuro cofundador de A.A. Ebby había alcanzado su sobriedad por medio de los Grupos Oxford – comunidad cristiana-evangélica de raíz luterana. Un cierto día, estando em Nueva York, Ebby llamo por teléfono a Bill con quien se fue a encontrar para compartirle la experiencia de su recién encontrada sobriedad. Ebby utilizo expresiones tales como “me di cuenta de cómo vivía”, “fui honesto conmigo” e “hice reparaciones de los daños que causé”. No se trataba de una nueva solemne promesa de dejar de beber. El deseo de beber de Ebby simplemente había desaparecido. Esta experiencia provoco en Bill un profundo impacto. Hoy sabemos que ese impacto se basa en el hecho de ser un alcohólico a hablar con otro alcohólico. 

Algunos días después, Bill apareció tambaleante en el Hospital Charles Barnes Towns de Nueva York, donde había estado internado otras veces. El Dr. William Duncan Silkworth, director del Hospital y médico tratante de Bill, uno de los primeros hombres a sustentar la tesis de que el alcoholismo es una enfermedad/perturbación caracterizada por una obsesión mental que condena al sujeto a beber, seguida de una alergia física que condena al mismo a morir, comparte con Bill esta perspectiva, siendo la idea más poderosa que Bill había escuchado hasta ese momento. Aunque, en el caso de Bill, esta idea le llegase por medio de su médico tratante, mal sabia él que aquel sería el mensaje más poderoso que un alcohólico podría compartir con otro alcohólico. 

Su colapsada vida de bebedor, el mensaje espiritual recibido de primera mano por Ebby y la idea de la naturaleza del alcoholismo transmitida por el Dr. Silkworth, se conjugaron para que Bill tuviese una súbita experiencia. En diciembre de 1934 sintió que había quedado libre de la obsesión alcohólica, y de hecho no volvió a beber, tuvo también en ese momento la idea, igualmente súbita, de que una multitud de alcohólicos alrededor del Mundo podría beneficiarse de esa misma dádiva. Al mismo tiempo, Bill desconfió de la sustentabilidad de aquella experiencia, así como del grado de sanidad mental que le podría restar. El Dr. Silkworth lo tranquilizó informándole que ese tipo de despertar no solo era natural cuanto era saludable y alentador. En el de correr de esos días, Bill encontró en la mesa de cabecera junto a su cama, en el Hospital Towns, un libro titulado “La Variedad de las Experiencias Religiosas” del connotado padre de la psicología moderna, William James. A través de este libro Bill constato que ese tipo de transformaciones no solo era posible, cuanto también saludable y sustentable en el tiempo. Se trataba de lo que James definía como una profunda transformación que se da a partir de un profundo colapso. 

En esta altura Bill se une a los Grupos Oxford, no tardando mucho antes de que comenzaran a surgir profundas diferencias. La dedicación plena de Bill a llevar el mensaje a los alcohólicos no agradaba mucho a los líderes y miembros de esa comunidad. Además, el éxito del trabajo con los alcohólicos era precario y traía problemas de todo tipo. No siendo esto suficiente, a los Oxford les parecía delirante la idea de Bill de que los alcohólicos del Mundo entero irían un día alcanzar la sobriedad. Esto acabó por ser una más valía para Bill, quien reconoció que los alcohólicos que él intentaba salvar, de hecho, no alcanzaban la sobriedad. ¡Muchos de aquellos alcohólicos querían realmente recuperarse, pero no conseguían! ¿Porque fracasaban? Sabemos que los Grupos Oxford se guiaban por 4 absolutos: (1) absoluta honestidad, (2) absoluta pureza, (3) absoluta generosidad y (4) absoluto amor; probablemente estos absolutos fuesen demasiado pesados, pero, no era ese el único problema. Bill acabaría por reconocer que había sido soberbio al poner tanto énfasis en su despertar espiritual. En su mensaje había olvidado el aspecto médico de la obsesión mental y de la alergia física, igualmente había olvidado que en el libro de James refería ser necesario humildar el ego frente a la propia experiencia de transformación. Fue el Dr. Silkworth, una vez más, quien acabo por sugerir a Bill para dejar de hablar tanto de su súbito despertar y pasar a enfocarse más en la naturaleza del alcoholismo. 

Un cierto día, Bill viajo por negocios a la ciudad de Ohio, en Akron. Por algún extraño motivo se asustó y llamo por teléfono al Dr. Bob S. (Dr. Robert Smith, médico-cirujano), otro alcohólico –que también vendría a ser cofundador de A.A– a quien había conocido en los Grupos Oxford. En ese instante, Bill se dio cuenta de que él no era un predicador, ni mucho menos un maestro, apenas era un alcohólico que necesitaba de otro alcohólico. Torturado por esa súbita idea fue a encontrarse con el Dr. Bob, un ser humano muy espiritualizado, pero, que no había alcanzado aún la sobriedad. Conforme lo sugerido por el Dr. Silkworth, Bill le hablo al Dr. Bob sobre la naturaleza del alcoholismo, teniendo este mensaje un impacto de tal magnitud que, a partir de ese día, 10 de junio del año 1935, el Dr. Bob dejo de beber. 

El Dr. Silkworth había subministrado la pieza que faltaba para que los principios espirituales que conducirían a la sobriedad de aquellos alcohólicos, encontrasen la base segura sobre la cual se volviese posible, efectiva y sustentable la sobriedad deseada. A partir de aquí comenzó a emerger una sociedad que se diferenció de los Grupos Oxford. En 1939 el libro “Alcohólicos Anónimos”, que daría nombre y filosofía a esta comunidad de alcohólicos en recuperación, que ya contaba con muchos miembros sobrios, estaba en andamiento. En el proceso de elaboración surgieron encendidas discusiones, entre otras cuestiones, por las referencias a Dios. La idea de Dios no era consensual y los agnósticos jugarían un rol fundamental en el desfecho de estos desacuerdos. Las conversaciones con los alcohólicos agnósticos dieron la posibilidad de que el programa fuese accesible a todos gracias a la incorporación de expresiones tales como “Poder Superior” y “Dios, como cada uno lo concibe”. Bill refiere que Alcohólicos Anónimos no fue un invento de alguien, el simplemente broto y creció como producto de un largo proceso cargado de sufrimiento y esperanza. Los A.A están hoy en todo el Mundo, y millares de alcohólicos, hombres y mujeres de todas las condiciones sociales, filosofías de vida y credos, encuentran en las salas de reunión y en el Programa de los 12 Pasos de A.A la tan deseada sobriedad. 

Referencias bibliográficas: 

James, W. (1902) The Varieties of Religious Experience. A Study in Human Nature. Longman: New York. 

The A.A Grapevine Inc. (1988) The Language of the Heart. New York: The A.A Grapevine Inc. 

Wilson, B. (1957) Alcoholics Anonymous Comes of Age: A Brief History of A. A. New York: Alcoholics Anonymous World Services.